Autora
Laura Sofía Vargas Martínez
Estudiante de Diseño Gráfico
“A partir
del desarrollo y ejecución
de la vacuna surgieron cuestionamientos
y mitos basados en conspiraciones e ideas que involucran la religión, la política
y la economía”.
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En diciembre del 2019 en la ciudad de Wuhan ubicada en la República Popular de China, fueron reportados los casos de una serie de pacientes registrados con una nueva enfermedad que el 11 de febrero de 2020 sería nombrada por la Organización Mundial de la Salud como COVID-19, desde ese momento se prendió la alerta para la contención del virus, pero pese a estos esfuerzos la enfermedad avanzó hasta afectar al resto de. continentes, provocando una emergencia de salud pública y preocupación a nivel global.




En la actualidad estamos rodeados de imágenes y contenido visual, siendo las redes sociales una herramienta que permite la transmisión de información de manera ágil y efectiva. Debido a esto, podemos decir que nos encontramos en la era de la infodemia, la cual se fundamenta en el constante bombardeo de información, y que en el caso del COVID-19, gira en torno a la exposición del alto porcentaje de víctimas, datos y estadísticas de la evolución y neutralización de la pandemia.




A partir del desarrollo y ejecución de la vacuna surgieron cuestionamientos y mitos basados en conspiraciones e ideas que involucran la religión, la política y la economía, generando desinformación y miedo al poner en duda la procedencia, efectividad y seguridad de la vacuna. La incertidumbre y el desconocimiento acerca de la enfermedad provocan que la sociedad caiga en estos sesgos, esparciendo mensajes antivacunas que van desde el uso de microchips a la mortalidad de fetos humanos.
Este proyecto tiene como fin alertar a la comunidad a que no coma cuento, se informe e investigue sobre el proceso de vacunación, así como también distinguir la realidad de la ficción con el fin de desmentir este tipo de mensajes.