Autor
Nicolas David Sanchez Navarrera
Estudiante de Diseño Gráfico
“Lo que parecía
a inicios del 2020
un futuro tan incierto
y lejano de
reintegración
a la cotidianidad,
hoy en día,
ya es una cercana realidad que
podemos alcanzar”.
La noticia de la llegada de las vacunas ha traído consigo un sinfín de emociones y pensamientos que varían según los diferentes contextos en los que cada país ha venido asumiendo su propio plan estratégico de vacunación. Lo que parecía a inicios del 2020 un futuro tan incierto y lejano de reintegración a la cotidianidad, hoy en día, ya es una cercana realidad que podemos alcanzar, gracias al trabajo que han venido realizando las diferentes farmacéuticas alrededor del mundo. Pfizer, Moderna, AstraZeneca como muchas otras, son los títulos de las diferentes empresas que, gracias a la rápida difusión de información por la red, ya hacen parte de nuestro lenguaje cotidiano sin importar el sector o la región a la que hagamos parte ¿y como no? En un mundo tan abstracto como lo ha venido siendo nuestra nueva
cotidianidad, no es de extrañar que nuestras conversaciones actuales, giren en torno al contexto de los puestos de vacunación o de preguntarle al otro, que tipo de vacuna y dosis ha venido recibiendo según su perfil médico y edad. En internet, como siempre, la circulación de información no ha parado de rondar, y ya sea de dudosa procedencia o no, pues nunca faltan las publicaciones antivacunas como las diferentes conspiraciones según la marca o empresa de la farmacéutica, está claro que hablar acerca del contexto social de las vacunas y de lo que cada marca tiene por ofrecer, es hoy en día, una gran
temática de interés social como mundial.
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La vacunación, ha traído consigo, nuevos paradigmas y retos para cada sociedad, y es que unirse al plan de vacunación, implica aceptar las decisiones que, desde un previo análisis, cada gobierno ha venido optando y acoplando según propio plan de reintegración. No en todos los casos se puede escoger que vacuna aplicarse o a que marca pertenecer, y esto ha dado pie, a diversas opiniones que varían desde aquellos que desconfían de las marcas y crean conspiraciones, a aquellos que, no obstante, aliviados tras un año de aislamiento y pérdida, se han vuelto muy apegados a las compañías que fabricaron sus vacunas. No saber a que marca se va a pertenecer o que
tipo de vacuna se va a recibir, no debería ser un tropiezo o impedimento en lo que respecta a cumplir nuestra labor social con aquellos que no pudieron ver ese sueño realizado, Sin importar cual vacuna tiene mayor eficacia o no, todas han venido siendo avaladas según un previo análisis en el que participaron tanto laboratorios como voluntarios.
De esta premisa es que nace #yomevacuno, una campaña que tiene como mérito, apoyar los procesos de vacunación, invitando a la gente a ser parte de su equipo e informarse del mismo, sin importar necesariamente los paradigmas sociales que tiene el proceso de selección, como también, las constates conspiraciones hacia las diferentes empresas. Tal como sucede en la famosa saga de Harry Potter, donde después de ser escogido por el sombrero seleccionador, pasas a ser parte una casa de magia y profesarle lealtad. #yomevacuno invita al público a convertir algo que en última instancia es un procedimiento médico que involucra agujas, a un moderno derecho al
fanfarroneo en son de un propósito superior: acabar con la desinformación y los
paradigmas. La búsqueda sana por la rivalidad entre cada casa es una invitación a la investigación como al conocimiento del funcionamiento de los procesos de vacunación según cada plan nacional, donde quienes ya recibieron el pinchazo, invitarían a los que no y desconfían del sistema, a que comparen marcas y efectos secundarios, con interés un interés por medio fruto de una mezcla de alivio, orgullo y equipos de publicidad.
Ser team Pfizer team Astrazeneca, es al final de cuentas, pertenecer al equipo de los que quieren apoyar un progreso para cada nación, en lo que respecta a una futura reintegración a la normalidad.