Autor
Thomas Felipe Muñoz Wilches
Estudiante de Diseño Gráfico
“Algunas entidades utilizan de manera inadecuada
las dotaciones, inyectando
a personas bajo
la promesa de
aplicarles la dosis”
Desde la llegada de las vacunas contra el COVID-19 a nuestro país, a través de distintos medios, hemos visto cómo algunas entidades utilizan de manera inadecuada las dotaciones, inyectando a personas bajo la promesa de aplicarles la dosis, cuando realmente solo aplican placebos a los pacientes. Este problema ha generado muchas inconsistencias en cuanto a la regulación de la vacuna en Colombia, dejando a un porcentaje de la población, principalmente adultos mayores, quienes fueron los primeros citados para recibir la dosis, vulnerables a padecer más fácilmente el virus. Este “timo” de las jeringuillas vacías ha sido un problema presentado hasta la actualidad, mostrándolos como aparentes casos aislados a lo largo de todo el país, pero no hemos tenido en cuenta cuántas personas han pasado por esta estafa sin darse cuenta, ya que, usualmente, quienes han logrado darse cuenta y reportarlo en redes o ante la ley, son personas que han ido acompañadas por familiares o amigos, quienes son las personas que pueden darse cuenta de la manipulación que se le da a la jeringuilla por parte del personal médico durante el proceso de la aplicación, ya que es normal que los pacientes no reparen en fijarse en este tipo de detalles, pues este problema es toda una novedad, pues en momentos anteriores de la historia, donde la población entera debía vacunarse, como en el 2010, con el AH1N1 y cepas derivadas, las entidades de la salud no habían presentado casos de manipulación y estafa con sus vacunas, a pesar de haber sido un evento epidemiológico grave.
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La responsabilidad residirá principalmente en trabajadores de la salud, en quienes deberíamos confiar, más aún en tiempos como estos, y si ellos deciden primero pensar en ellos y su familia, o evitar aplicar una vacuna, sustituyendo el contenido por algún placebo o aire, porque puede causar efectos nada relacionados
con el contexto del COVID, quienes pagan las consecuencias son los pacientes que asisten a las citas e inocentemente salen de los establecimientos pensando que han recibido la primera dosis.
Recibir indicaciones y garantías de que la aplicación será efectiva, con el medicamento adecuado y el proceso protocolario es algo que se debe exigir siempre, pero aunque todos lo sepan, muy pocos lo aplican, por ello considero importante y oportuno que se establezcan medios por los cuales las personas
se informen de manera efectiva sobre cómo asegurarse que su vacuna sea correctamente aplicada, ya que parece no haber ningún tipo de pieza gráfica o forma de saber sobre este problema y lo fácil que puede ser supervisar que no suceda en los establecimientos de salud. Cuando las personas tengan más a
la mano el acceso a TIPS y estrategias para garantizar dicho proceso, estarán más al pendiente, reduciendo el nivel de riesgo, acabando poco a poco con el problema de desinformación y estafa, mientras toda la población logra vacunarse con las dos dosis.